Nací temprano en la mañana, al borde de un nuevo día, emergiendo como el yin se convirtió en yang. Estuve a tiempo, pero poco desarrollada debido a un trastorno cromosómico. Además, mi madre había perdido a mi hermano mayor durante el tercer mes de embarazo, lo que duplicó el impacto. A pesar de tener bajo peso y de que mi madre no tenía leche debido al trauma; no había incubadoras disponibles en el hospital y se les había acabado la fórmula. Así que me dieron leche de vaca. Todos pensaban que lo estaba haciendo maravillosamente bien, sin darse cuenta de que la leche de la vaca estaba creando un metabolismo de vaca en este metabolismo subdesarrollado (que no madura por completo hasta los dos o tres años). Esto causaría un montón de problemas más adelante. Dormí muy bien desde el primer día; gané peso de inmediato; Yo era tranquila y nada intrusiva. Todo el mundo pensó que era una anécdota maravillosa para la pérdida de mi madre. Ella venía, en medio de la noche; a tomarme en sus brazos; a usarme para calmar su dolor. Eso estableció mi propósito de vida. Siempre me dijeron que era psicóloga mucho antes de que me convirtiera en una. Más o menos a la edad de 4 años, me gustaba pasar una enorme cantidad de tiempo sentada a los pies de mi cama, sabiendo que debería de ser capaz de moverme a través de la pared; sin comprender por qué, pero tratando de averiguarlo. Ahora entiendo por qué, pero no tengo idea de cómo lograrlo. A la edad de 4 mi “caballero en brillante armadura blanca” se cayó de su caballo: mi padre se perdió en la niebla en el camino a lo que sería nuestra nueva casa de verano, y que alquilábamos el fin de semana de Acción de Gracias. Le dije que estaba dando una vuelta equivocada. En efecto, me dijo que me callara, el problema era que yo tenía la razón. Mi papá estaba equivocado.

Lección: Mis palabras no contaban. Mi papá podría estar equivocado; lo que era peor.
A la edad de 5, mi padre se preguntó si necesitaba un psicólogo porque me sentaba frente al espejo del pasillo y practicaba diferentes emociones. Me gustaba actuarlas para ver cómo se sentían en mi cuerpo.

Lección: A diferencia de la represión emocional en la que mis padres se involucraron, aprendí a desarrollar una relación sana con mis emociones.
Mi tío, que vivía al otro lado de la calle tuvo cáncer de pulmón por fumar, y pasó sus últimas semanas en casa. Me gustaba caminar hasta él todos los días y sostener su cigarrillo para que tomara unas bocanadas antes de que tosiera y volviera a dormir. No me di cuenta en el momento que fueron justo los cigarrillos los que causaron el cáncer.

Lección: ¿Fue la primera o la segunda lección acerca de morir?
Por desgracia, llegó la escuela. Fue maravillosa ... tanto que aprender ... pero resulté la tonta de la clase. Pensé que la C era mayor que A y B, que debía hacerme más inteligente; resultó que el solo pensar eso me hacía incluso más tonta. Después de mucho tormento, juré que nunca sería llamada estúpida otra vez.

Lección: Los amigos pueden ser muy hirientes.
Mi primera B llegó en tercer grado en aritmética: me encantó. Los números tenían sentido ... eran fascinantes. A lo largo de la escuela, sin embargo, mis mejores calificaciones fueron siempre en Inglés. Debí llegar hasta el séptimo grado para poder obtener puras Aes. ¡Finalmente!

Lección: La determinación puede cambiar tus calificaciones.
No siempre se consigue las mejores notas en los cursos que te gustan; lo que significa que la pasión no se puede equiparar a las notas. Durante el primero y segundo grado aprendí otra lección importante. En el primer grado, en la fiesta de cumpleaños de Janet, cada chica fue identificada por una característica y el resto de las niñas le cantaban “Porque es una gran compañera” por la razón seleccionada. Me emocioné: me identificaron como la “bonita” y yo sabía lo importante que eso sería para mi madre. Pero cuando corrí a casa para contarle, su respuesta fue que era la fiesta de Janet ¡y yo debí haber dejado que la más importante fuera ella! Me sentí terriblemente decepcionada. Al año siguiente, en mi fiesta de cumpleaños, las chicas hicieron lo mismo. Y de nuevo me eligieron como la bonita. Yo no podía esperar para decirle a mi mamá. Su respuesta fue: Era tu fiesta, deberías haber hecho que las demás fueran las más importantes.

Lección: Yo nunca contaba.
A medida que avanzamos a través de los grados, se produjo un paso lateral interesante ... una de las frases favoritas de mi madre era “Dios te dio un cerebro, trata de usarlo”. Solía dolerme mucho cuando hacía ese comentario. El mensaje para mí fue que yo era tonta. Pero en el quinto grado, me enojé y quería saber una respuesta. Así que acudí a mi maestro, quien afirmó que la pregunta era fácil y que ella sabía que yo conocía la respuesta. Pero también sabía que no estaba preguntando lo que quería saber ... ella empezó a trabajar conmigo ayudándome a aprender a preguntar lo que realmente quería saber ... una gran maestra.

Lección: Mamá era tan inteligente.
El año siguiente, no podía acudir al maestro ya que estaba enamorada de él ... oooh era tan guapo ... pero el pastor de la iglesia en el camino de regreso de la escuela era un “regalo de dios”. Perdonen el juego de palabras. Él me llevó aún más lejos. Me habló de cómo averiguar las preguntas periféricas sobre las que quería conocer las respuestas ... fue muy divertido. Pero el gran final llegó con mi profesora de séptimo grado ... ella me enseñó cómo integrarlo todo ... fue muy inspiradora. Pero también se frustró conmigo una vez, cuando no tomé a la “chica nueva” bajo mi “ala”, como ella habría esperado ... su decepción se quedaría conmigo para siempre ¡y nunca olvidaré de nuevo cuidar a los desprotegidos!

Lección: El aprendizaje cognitivo había ido mucho más allá de lo académico que el currículo escolar proporcionaba.
Aprendizaje psicológico: Cuidar siempre a los desprotegidos. Con el accidente de tráfico ocurrido en el verano antes de quinto grado, hubo una gran conmoción en la familia. Mis padres estuvieron largo tiempo en el hospital y mi hermano en coma; murió en noviembre justo después de mi cumpleaños. Fuimos a visitarlo cada noche; a tomar sus manos; cantar sus canciones favoritas; él murió.

Lección: Una vez más, cómo las diferentes personas lidian con la muerte:
con aceptación, ira, dolor o depresión. Mi abuela también me enseñó muy claramente que yo no importaba, que era sólo una niña; así que no debía estorbar. Pasé mi duelo inicial con una de mis segundas mamás; ella vivía al lado. Pero había una historia de intersección entre la historia de mi familia. En el cuarto de mi hermano había otro chico que estaba envuelto en vendas de la cabeza a los pies. Llegamos a ser buenos amigos. Le ayudé con Matemáticas e Inglés a pesar de que iba un año más adelante que yo. Luego me enteré que su padre le había prendido fuego.

Lección: La gente era mucho más que cruel.
Justo después de cumplir 10, mi periodo comenzó: era una molestia horriblemente frustrante ... pero yo ya había aprendido a conseguir “segundas madres” que me dieran la crianza que mi mamá “cuidadora” no me proporcionó. Mi madre respondió como si tener mi periodo fuera nada ... era horrible. Por mucho que no me gustara el periodo; yo quería ser reconocida por mi crecimiento. No pude conseguir que el tampax funcionara y ella no fue de ninguna ayuda. Pero fui reconocida como adulta por mi segunda madre. Lecciones: El reconocimiento viene de otros. Lo mismo ocurrió al usar sostén. Al final resultó que, en la mayor parte de mi infancia, el reconocimiento real y enriquecedor que quería, siempre vino de otros. Mi tía abuela murió de cáncer; cuando era más joven aprendí más sobre el cáncer de mi tío.

Lección: Cómo la gente maneja la muerte de manera tan diferente.
Crecí en la iglesia Bautista ... aunque yo era la única que iba a la iglesia ... mis padres iban sólo si yo cantaba en el coro o actuaba en una obra de teatro ... pero yo era estudiosa de la biblia. Había leído el Nuevo Testamento cuatro veces y el Antiguo Testamento para la edad de 12 años ... y bombardeado al pastor con muchas contradicciones e inconsistencias. Él era fenomenal, pero no sabía qué hacer conmigo ... y tampoco mi madre. Así que cuando leí la biografía de Edgar Cayce, a la edad de 14, quedé asombrada. Él me dio todo tipo de respuestas que la Iglesia y la Biblia no me podían dar. Pero entonces entré en conflicto ... Recuerdo cómo todo mi sistema cambió durante el camino de regreso de la Iglesia. Mis creencias en casa, con el apoyo de mi madre, eran totalmente diferentes a mis creencias en la iglesia. Y mi sistema de energía de todo el cuerpo tuvo que cambiar varias veces para dar cabida a ambos sistemas. Siempre fue una sensación extraña.

Lección: Hay más opciones de las que la Iglesia proporciona.
Pero entonces mi vida entró en convulsión de nuevo a la edad de 18 años cuando leí la Autobiografía de un yogui. Nuevas respuestas, fuera de mi rango previo de comprensión ... tuve que cambiar de nuevo.

Lección: Sigue explorando;
quién sabe qué más encuentres. Yo había completado temprano los requisitos para la graduación de la escuela, así que le pregunté al director si podíamos tomar un curso de religiones del mundo. Me dijo que si conseguía un maestro que lo enseñara; 12 estudiantes que asistieran; y escribía el plan de estudios, podría obtenerlo. Lo hice, lo hice y lo hice; así que me dieron el curso. Fue genial ... aunque el profesor era un cristiano ... así que no jugó el papel más objetivo que pudimos tener ... pero me encantó el curso. Durante este tiempo, había perdido a varias otras personas: mi segunda mamá favorita, mis dos abuelos, y un pseudo tío.

Lección: Las diferentes formas en las que manejé la muerte y el hecho de morir. Continuará...